Tuesday, August 29, 2006

Muere lentamente


Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las "íes" a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.




Pablo Neruda

Saturday, August 19, 2006

Naturaleza Enferma

Siento mis manos sucias, con lodo, con tierra y polvo, sudor y algo de sangre. Las friego, pero parecen extrañamente limpias, puras y sin cicatrices. Me calmo y respiro, pero siento el hedor de la sangre, el molesto picor del polvo en mi nariz, y todo proviene de mis manos. Las limpio, las limpio con agua y las lavo, les pongo jabón pero al parecer están limpias, las seco con un paño de seda blanco y éste queda negro, como si fuese lodo. Miro mis manos y están limpias, las siento sucias y con polvo, con tierra, con excremento y sangre, orina y aceite. Las oculto, me coloco guantes y las aparto de mi vista. Mi cuerpo, lo siento sucio, asqueado, lleno de lodo y polvo, sangre, sudor. No lo soporto, me baño y lavo mi cabello, mis extremidades, mis ojos y mis labios. Me limpio, me seco con una toalla de seda y aparecen figuras de lodo en ella. Me miro al espejo y no me soporto, estoy sucio, estoy y sigo sucio. Veo una ventana, un par de navajas, unas pastillas y algo de alcohol. Así no me sentiré sucio, inconciente, algo muerto y aturdido, algo vivo. Tomo las pastillas y las mezclo con alcohol, parece que vuelo, me pierdo en colores y sensaciones asquerosas que simulan libertad, aún me siento sucio. Me pongo de pie, tambaleándome y veo a la ciudad y sus ruidos, su gente, sus voces estruendosas e inquietantes. Mis oídos sangran y los cubro con lo que encuentro, siento que el ruido me consume, atraviesa mis manos y las hace sangrar…. Despierto, la luz del sol me volvió la mente… veo un charco de lodo junto a mi, pero ya no estoy sucio, la navaja sujetada débilmente por mis dedos, la suciedad escurre a través de ella, como si fuese un río de mugre, de suciedad. No lo soporto, la aparto y fijo mis ojos en mi brazo, destrozado por la navaja, por la sangre, por la libertad...
A.

Wednesday, August 09, 2006

Rusalka y la hechicera


RUSALKA
(Postrada a los pies de la hechicera) ¡Hechicera! ¡Ayúdame! Tu sabiduría centenaria conoce los secretos de la naturaleza. Durante la noche sueñas con los hombres, conoces los elementos eternos, los venenos terrestres y los rayos de luna; sabes preparar miles de pócimas, sabes unir y separar, matar y crear, tu sabiduría ancestral sabe transformar al hombre en monstruo y al monstruo en hombre. Tus hechizos nocturnos asustan a las ninfas, consigues extraños remedios para nosotros y para los hombres; y para ellos, representas a la vez a los elementos y al ser humano. La muerte y la eternidad están en tu mano. ¡Ayúdame, ayúdame, tú que haces milagros!

LA HECHICERA
¡Sé todo acerca de eso y por ello me alaban! Pero escucha, escucha bien antes de probar la poción, puesto que posees perlas y belleza... ¿Qué me darás si te ayudo?

RUSALKA
¡Toma todo lo que tengo, pero haz de mí un ser humano!

LA HECHICERA
¿Sólo eso? ¿Y por eso has venido llorando? ¿Acabas de dejar el agua y deseas un cuerpo humano de amor y juegos, de besos y arrullos? ¡Sé todo acerca de eso y por ello me alaban!

RUSALKA
Tu sabiduría lo ha adivinado todo. ¡Dame un cuerpo y un alma humanos!
LA HECHICERA
¡Te los daré y que el diablo sirva de testigo! Pero antes deberás darme tu vestido hecho de agua transparente y si no encuentras el amor en la tierra, deberás vivir repudiada y maldita en las profundidades. Si pierdes el amor al que aspira tu corazón, la maldición de los poderes del agua te arrastrará de nuevo al fondo del lago. E incluso, si encuentras ese amor sufrirás, pues para el oído humano ¡estarás muda! ¿Quieres estar muda para aquél a quien amas?
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